Rama de la fisioterapia, que a través de un exhaustivo
estudio de la fascia y sus limitaciones, es capaz de conducir
al organismo a su estado de equilibrio original. Para ello, el
especialista en inducción necesita un profundo conocimiento
del método.
La fascia es el tejido conjuntivo que rodea todos
los órganos y sistemas del cuerpo humano, siendo pieza
básica en su organización, posición y funcionamiento.
Terapia Miofascial
Mediante la combinación de presiones sostenidas,
posicionamientos específicos y leves estiramientos, se
puede llegar a restablecer el correcto movimiento fascial, que
se traducirá en un buen equilibrio corporal y la eliminación
de síndromes dolorosos, llevando al organismo a su estado
de bienestar original.
La inducción Miofascial es formidablemente
eficaz en el tratamiento de cualquiera de las diferentes disfunciones
del aparato locomotor y del sistema músculo-esquelético
(músculos, huesos, ligamentos, tendones…), pero recientemente
también se ha aumentado su utilización en procesos,
consecuencia de intervenciones quirúrgicas, sobre todo
estéticas y plásticas, actuando enormemente sobre
las cicatrices e incidiendo sobre la reabsorción y evacuación
del edema postquirurgico de manera directa, sirviendo así,
de gran ayuda, en el intercambio metabólico.
Así pues, podemos decir que la inducción
Miofascial tiene como principal objetivo el restablecimiento de
las capacidades corporales perdidas. En el caso del aparato locomotor
será dotar al organismo de un movimiento completo y sano,
siempre buscando la máxima eficacia funcional con un mínimo
gasto energético, y en cuanto al sistema linfático
y venoso, el objetivo será la recuperación de la
homeostasis corporal óptima, que obtendremos gracias a
un adecuado movimiento tanto linfático como sanguíneo,
manteniendo las correctas relaciones de reabsorción, filtración,
metabolismo y evacuación. (Intercambio de fluidos corporales)
La Inducción Miofascial tendrá gran
incidencia en la recuperación de lesiones y síndromes
tales como:
- Dolores vertebrales: lumbalgia,
cervicalgia, escoliosis, etc.
- Tendinitis o tendinopatías:
codo de tenista, tendinitis del
supraespinoso, codo de golfista, tendinitis de Quervain, etc.
- Hombro doloroso
- Recuperación postquirúrgica
- Trastornos ligamentosos: esguinces,
síndrome del túnel carpiano…
- Cicatrices postraumáticas
o postquirúrgicas
- Disfunciones de la articulación
temporo-mandibular
- Síndrome del latigazo cervical
(propio de los accidentes de tráfico)
- Cefaleas
- Dolores musculares y mecánicos
- Problemas menstruales
- Estreñimiento
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